Cambiar el sofá es la mejor oportunidad para cambiar la decoración, elegir un modelo diferente o más adecuado para la cantidad de ocupantes. Sin embargo, a primera vista puede ser difícil notar las señales que indican la hora de renovar nuestro asiento. En nuestro artículo te contaremos los detalles para tener en cuenta para cambiar el sofá.
¿Cuándo debemos renovar el sofá?
Con el correr de los días usando nuestro sofá no será evidente el desgaste que irá sufriendo, solo podremos notarlo fácilmente en el largo plazo, dando lugar al momento de una renovación. Un buen sofá, fabricado con buenos materiales, dándole los cuidados necesarios y uso correcto, además de ocupar una habitación sin humedad o calor excesivos puede durar alrededor de 10 o 15 años.
Sin embargo, a pesar de haber cumplido su vida útil la necesidad del cambio puede pasar desapercibida, por ejemplo, si observamos que el exterior está sano. En este caso estaremos cometiendo un error, ya que el tapizado por sí mismo no habla de la salud general de un sofá, sino que conforma la triada del mueble: reconocer el vínculo entre el armazón, el relleno y el tapizado es fundamental, ya que, si alguno de estos elementos falla, el resto también.
Signos de desgaste
- Armazón: Se trata del punto de partida de fabricación de un sofá, sobre él descansarán el resto de los elementos, y nuestro peso. Contar con una buena estructura, de madera maciza o metal, indudablemente ayudará a alargar la vida útil del mismo. Cuando este comience a resentirse por los años de uso, o por haber recibido mucho peso de forma imprevista, será momento de buscar un nuevo sofá, ya que con un esqueleto débil puede desarmarse de forma sorpresiva.
- Relleno y cinchas: Tal vez el signo mas importante de desgaste del sofá, y el mas subestimado. Con el paso del tiempo, tanto la espuma plástica como las cinchas o muelles perderán su elasticidad, provocando una concavidad en el asiento, y la proximidad del esqueleto del mueble, volviéndolo incómodo para sentarse.
- Tapizado: Esta tela actúa como escudo, y cortina, del relleno. Será la cara más visible del uso: se desgatará con la fricción por el ir y venir en el sofá, se manchará o mojará, o tal vez termine rasgado, dejando a la vista el tapizado.
Como mencionamos anteriormente, estos tres elementos están relacionados entre sí, ya que si uno termina deteriorado posiblemente el más próximo siga la misma suerte: un tapizado abierto o mojado deja vulnerable el relleno y la estructura, un relleno desgastado hará que la estructura reciba mucho mas peso, acelerando su deterioro, y finalmente un esqueleto rechinando perjudicará el tapizado y el relleno, ya que cada vez su movimiento será más pronunciado, generando tensión.
De esta forma, una vez cumplido el tiempo de vida útil de nuestro mueble no debemos posponer por mucho tiempo su reemplazo, ya que podría traer consecuencias para la salud.